250 g
de manteca de cerdo o mantequilla, 250 g de azúcar blanquilla, 1 huevo, ralladura de limón, 650 g de harina de trigo y algo de caldo de cocción del pollo. Huevo para pincelar la masa.
6- Vamos
amasando despacio hasta que la masa se vea lisa, sin grumos y con todos los ingredientes bien integrados
10- Ponemos
sobre la masa el relleno que teníamos reservado y añadimos un cacillo más de caldo de pollo
Ella le dió esta receta auténtica de la familia de Peter y la iaia la ha hecho desde siempre, pero destapada, spanish stile, por eso cuando fue a Londres hace ya más de veinte años tenía auténtico deseode comer la tarta de manzana inglesa y la pidió para postre en un bar, pero se quedó como creo que se deben quedar los turistas cuando se piden una paellador en muchos bares de Valencia
Yo lo he hecho en moldes individuales a modo de pequeños pastelitos, pero al igual que cualquier otro pastel o bizcocho, podéis hacerlo en un solo molde, tan solo teniendo cuidad o con el tiempo de cocción
Estos minipasteles son ideales porque se deben preparar con antelación ya que se comen fríos y además no son nada pesados y por ello van bien para una cena
Esto de esperar a mediados de septiembre para hornear creo que no va a poder ser, además ya tengo pensada una receta y sí o sí volveré a encender el horno
, me parece que voy a tener que dejarde hacer y comer tanto dulce porque los kilos se van cogiendo poco a poco pero es muy difícil luego bajarlos, y parte de culpa la tiene el blog (por hacer cosas para luego enseñaroslas ) y mi prima Chelo que como se le da todo bien, pues me enseña recetas y me hace estas cosas
Asi que os voy a dejar una supersencilla receta, para tomar las fresas con nata de toda la vida. Quedan unos pasteles individuales muy guays, y no tienen ningun trabajo, así que no teneis disculpa para no hacerlos
Ingredientes mini-pasteles. Como no solo de dulce vive el hombre, y llega la temporada de cuidarse, he preparado estos pastelitos de verduras con una bechamel muy suave de trufa negra
José Maestre, ministro en tiempos de Alfonso XIII, quiso agasajar a su colega y mandó al maestro de la confitería "La Peladilla", en San Javier, a casa de los Bosch-Bienert Runggladier para que se hiciera con la preciada receta
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